La Situación Laboral de los Trabajadores (Parte I)
15:59:33 / 12/10/2023
Autor: Redacción
Profr. Juan Pérez Medina.
El trabajo asalariado ha dejado de ser la relación social predominante del sistema capitalista. La globalización excluyente ha llevado la injusticia social a tal extremo que ser explotado en las condiciones legales vigentes parece ser un verdadero privilegio.
Las conquistas del movimiento obrero son casi piezas de museo, patrimonio de una porción cada vez más pequeña de la clase trabajadora. La mayoría de nuestros compañeros no tiene un patrón que quiera comprar su fuerza de trabajo y pagar por ella un salario de convenio. Otros con peor o mejor suerte, (de eso no estamos muy claros), son sometidos a nuevas formas de esclavitud, porque sólo la sobreexplotación del trabajo permite algún nivel de ganancia para las empresas tecnológicamente atrasadas.
Al menos dos generaciones de trabajadores mexicanos no conocen la vida de la empresa, la fábrica, el taller; nunca gozaron de un sueldo digno, vacaciones, aguinaldo, obra social, ni un sindicato que los proteja de los abusos. No conocen el concepto, ni han vivido una huelga porque trabajan por contratos leoninos en el ámbito laboral de la permanente precarización, en donde el ´patrón ya no contrata mientras exista la materia de trabajo, sino que lo hace por un mes, por tres meses, con la garantía de echar al trabajador cuando quiera, pues ante el término del contrato, tiene la posibilidad de ya no volverlo a contratar.
Hay ahora una nueva realidad construyéndose diariamente, ante el avance científico y tecnológico, que no es otra cosa que la transformación de las fuerzas productivas, en la vorágine de la acumulación capitalista. Los trabajadores de hoy no tienen certeza de la permanencia en su empleo, lo que los obliga a aceptar condiciones cada vez más injustas, que precarizan su trabajo; sabedor de que existe afuera del centro de trabajo, un ejército de reserva laboral, aquellos que no pueden encontrar un empleo y que son cada vez más.
Y entre los integrados y los excluidos. Los que son útiles para el proceso de acumulación capitalista, por un lado, y los “residuos sociales” que ensucian y amenazan la civilización burguesa, por el otro, se va conformando un malestar creciente que, seguramente en un corto plazo, tendrá un advenimiento que podría desencadenar la más grande conflagración mundial de destrucción o la derrota de este sistema capitalista y su sustitución por uno más justo. Esta es la nueva realidad y los retos o desafíos que los trabajadores tenemos bajo la expectativa de que no hay más remedio que hacer posible el enunciado de que “otro mundo es posible”.
Son retos que reclaman la permanente toma de conciencia de cada uno de nosotros, porque la circunstancia de uno no podrá encontrar camino sino se suma a la de todos y entendiendo e interpretando de manera correcta la realidad haga lo que se tiene que hacer, que es la unidad más grande para hacer posible el acabar con la desigualdad y el peligro de acabar con la vida planetaria, que es a donde nos conduce el actual sistema.
El avance de las relaciones técnicas de producción expresadas en el desarrollo de la ciencia y la tecnología, que vienen automatizando y globalizando el proceso de trabajo capitalista que permite, por una parte, deshacerse de mano de obra, tal y como lo han venido haciendo Microsoft, Tesla, Meta, Amazon, Dell, Google, IBM, HP, Cisco, Coca cola y Heineken y , por otro, la sustitución de trabajadores formales por subcontratados, en línea, con trabajo en casa o en pequeños espacios desde cualquier parte del mundo.
De la población mundial económicamente activa, más del 60 por ciento se encuentra en la informalidad, con empleos precarios, mal pagados, sin prestaciones y derecho a la salud, y la jubilación o la pensión. Los jóvenes y las mujeres son los que se están viendo más afectados. Los despidos masivos en el mundo llevado a cabo por las grandes multinacionales, generado por la sustitución de nuevas tecnologías, afectan de manera considerable el empleo en las empresas regionales y nacionales, generando una contracción mayor, sobre todo en aquellos países como el nuestro, que es exportador de materias primas y vendedor de mano de obra barata y poco calificada, con la salvedad de algunos ramos, como el automotriz, el financiero y de informática.
La ola recesiva generada por el aumento de las contradicciones del capitalismo afecta también a los países ricos como Estados Unidos, que ha visto bajar los niveles de bienestar de su población, en términos generales. Si esto ocurre en un país como éste, es de imaginarse lo que sucede en las naciones de África, Asía y América Latina. |