Somos Nuestra Memoria Niñas Bien Somos Nuestra Memoria Niñas Bien

12:42:07 / 24/11/2023

Autor: Redacción

 

Por Boris González Ceja

En los consultorios psicológicos escuchamos muchas veces la posición en la que se tiene a
las mujeres, atendemos a hombres que ejercen violencia contra ellos, contra su familia y
contra las mujeres, y también escuchamos las canciones y videos que generan imaginarios
sobre lo que una mujer puede hacer y lo que no, cosificando su existencia a una
dependencia de decisiones de los hombres, a ser supuestamente niñas bien, según la
expresión callejera.
En ocasiones he escuchado a padres (hombres) hablar sobre la formación de sus hijas
(mujeres), y me parece que la tendencia de hacer pasar a las niñas bien educadas en la casa
como mujeres ingenuas, y por lo tanto vulnerables, es un error; al contrario, las niñas que
han tenido el acompañamiento de un padre hombre en su casa tienen condiciones de ventaja
para con sus parejas, suelen ser mujeres exitosas, fuertes, que no se conforman con
cualquiera porque conocen el simbolismo de la autoridad.
Teniendo en cuenta que México es el primer lugar a nivel mundial en abuso sexual de
menores, y el 90 % de esos casos se dan en el entorno familiar, tenemos mucho que discutir
sobre las figuras de autoridad que están educando y cuidando a nuestra niñez, sobre todo
en lo que he definido como la cultura del abuso (OCDE). Lo que tambien queda claro es el
fracazo de las políticas públicas para el avance de las mujeres, que benefician con miles de
millones de pesos a sus amigos e incondicionales, mientras sigue avanzando el problema
de la violencia de género.
En El sí de las niñas, Fernández de Moratín nos brinda un retrato de la formación en la
cultura del abuso, por medio de la educación en la casa y en la calle contemporánea. Para
el escritor español, esto es lo que se llama criar bien a una niña: enseñarla a que desmienta
y oculte las pasiones; las juzgan honestas luego que las ven instruidas en el arte de callar y
mentir. Se obstinan en que el temperamento, la edad y el genio no han de tener influencia
alguna en sus inclinaciones, o en que su voluntad ha de torcerse al capricho de quien las
gobierna. Todo se les permite, menos la sinceridad. Con tal que no digan lo que sienten,
con tal que finjan aborrecer lo que más desean, con tal que se presten a pronunciar, cuando
se lo mandan, ya están bien criadas, y se llama excelente educación la que inspira en ellas
el temor, la astucia y el silencio de un esclavo. Puede entenderse que lo anterior es una obra
de teatro que esta siendo ironica y muestra el lado grotesco de la educación de muchas
niñas, donde el sí de las niñas no es de ellas, con miles de niñas pariendo hoy supuestamente
por amor, cuando se trata de una violación simulada.
Como puede observarse, la educación en la casa explicada en esa obra es una actividad
cotidiana que se repite en las casas, ocultando pasiones en vez de ponerlas en lenguaje,
callando y mintiendo, y que su voluntad será la de sus parejas como gobernantes de su casa.
Esconder la sexualidad es otra de las falacias que se dicen atender por los padres, familias
y escuelas, con la hipocrecía a flor de piel.
Temor, astucia y el silencio de un esclavo es lo que le depara a la mujer en muchas casas,
aun en nuestra época, distinta al año 1806, donde se representó por primera vez esa obra