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14:35:05 / 25/10/2024

Autor: Redacción

 

Por Boris González Ceja

La salud mental para una persona de a pie puede significar muchas cosas: desde algo interesante que les gustaría conocer hasta algo que no comprenden; incluso para muchas personas, de hecho la mayoría, puede llegar a significar un lujo.
En la comunidad latina y especialmente la mexicana, llegar a tener atención de salud mental es sinónimo de un lujo, por el costo, por la educación y por la carencia de servicios públicos de calidad para los contribuyentes.
Muchas personas piensan que la salud mental es algo que ellos conocen y dominan, aunque nunca han estado en un proceso de atención psicológica profesional, mientras que para otros es algo inaccesible o que desconocen y por lo mismo lo desprecian. Otros tantos se contentan con información de mala calidad, esotérica, cabalística y de la suerte.
Para un estudiante de psicología común que quiere atender su bienestar mental por derecho y por deseo, igual puede significar la posibilidad de curar sus males y aprender a remediarlos, o una oportunidad de estudiar algo para ayudar a más personas, y aunque muchos estudiantes quisieran ir al psicólogo, no a todos les alcanza.
Y es que estudiar psicología de verdad no sólo es costoso, sino lujoso: se requieren gastos de 5 años de licenciatura en Instituciones educativas serias, cuando no 2.5 años en licenciaturas patito, lo que ahorra tiempo y esfuerzo: en ambos casos las inversiones que hacemos los psicólogos profesionales en estudios son muy costosas, pero al final del día son inversiones que ayudan a muchas más personas.
Desgraciadamente aún hay muchos psicólogos que egresan “amaestrados” por sus profesores; que, con retórica bien ensayada, les dijeron las falacias de la sociedad y las verdades de la vida, algo que nunca han practicado ni entendido en el contexto de sus críticas simplonas.
Para muchos, tanto estudiantes como ciudadanos, la psicología se asemeja a lo lujoso, y como tal, a lo costoso e inútil.
Muchas personas apenas les alcanza para satisfacer las necesidades básicas de alimentación, mucho menos tendrán la oportunidad de buscar apoyo psicológico; ni hablar de las mentiras del gobierno que presume atención, pero no tienen ni personal de psicología para la atención de las personas, menos espacios físicos.
Pensar en la aplicación real de la psicología con problemas cotidianos de la persona, como algo útil y aplicable es lejano; más bien muchas personas llegan a ver a la psicología como algo trillado, fuera de lugar o redundante que la misma persona puede hacer: escuchar, dar consejos, entender el problema y buscar soluciones posibles.
La práctica de la psicología en términos de aplicaciones funcionales, sin caer en un pragmatismo vulgar, requiere también de entender la posición de la psicología moderna en el amplio mundo del mito individual del neurótico, donde hay personas que se autoengañan por decenas de años, escondiendo sus síntomas, aunque se les vea a leguas.
Y si hablamos de especulaciones, es importante notar la gran cantidad de falsos profetas de la salud mental que engañan todos los días a las personas con sus supuestos discursos médicos, que lejos de hacer cambios sustanciales para el bienestar de las personas, sólo buscan sacarles sus recursos económicos o una posición de poder.
Para lograr posicionar a la psicología como una necesidad elemental de las personas, es necesario justificar su existencia y la de los psicólogos, entidades que ciertamente dicen representar el saber y la ciencia última sobre ese extenso campo que circula entre la salud mental, los ejercicios espirituales y los discursos cotidianos.
La psicología no es un lujo cuando se piensa como una inversión que te brinda excelentes resultados, invertir en la salud mental es una decisión de vida. Si bien se debe destinar una cantidad de dinero para un profesional con estudios y años de experiencia, existen también oportunidades para personas con bajos recursos: no se recomienda asistir con practicantes sin asesoría.
Ojalá que se piense también a la psicología no sólo como la última oportunidad para resolver problemas graves, sino como la necesidad de ser mejor cada día y un ejercicio de amor propio, a la pareja y la familia.
Causas y azares…
Los gobiernos municipales que siguen subiendo fotos de sus presidentes sólo posando para las fotos o desayunando, bien vale la pena echarlos a la basura en las próximas elecciones, sobre todo cuando no tienen programas de salud mental realistas y objetivos para el municipio.
Las empresas que son realmente responsables con sus empleados tienen programas de salud mental registrados en www.psicologiaydesarrollocomunitario.com Si tu empresa aún no ha participado, escribe en esa página por más informes.
Hasta la próxima, que la inteligencia no es sinónimo de certezas. Una persona llena de certezas se cierra a cal y canto al aprendizaje y se condena al inmovilismo.
Conoce más en: https://linktr.ee/psicologiaparati