La Sintética Historia Del Magisterio Democrático Michoacano Parte III
19:32:16 / 06/11/2024
Autor: Redacción
Por: Juan Pérez Medina
IV. LA NECESIDAD DE LA UNIDAD
A quienes no conviene la unidad es a los enemigos del magisterio. El gobierno en primera
instancia y sus personeros del CEN del SNTE en segunda y, junto con ellos, a los
oportunistas, simuladores, ambiciosos y obtusos que consideran deben ocupar un cargo
de dirección por más jodido que este sea y, como dice la historia bíblica en el caso de
judas: “por unas cuantas monedas”.
Pero los maestros de base no deben poner en duda la importancia fundamental de la
unidad de los trabajadores, bajo la característica de que debe ser reconstituida desde
abajo y no desde arriba, sobre todo cuando los que son dirigentes hoy la desprecian.
La unidad es necesaria para atender las tareas que la representación sindical demanda:
defender con responsabilidad y éxito los derechos de los trabajadores de la educación.
Sin unidad, lo alcanzado se puede perder o por lo menos, ponerse en riesgo. Conquistas
alcanzadas pueden ser disminuidas o desaparecidas por la acción continua de la
autoridad que, ante la manifiesta debilidad sindical, ningunea a quienes se ostentan
como representantes de los trabajadores.
La unidad es necesaria como elemento central para dotar de ética las acciones
sindicales. Para que los trabajadores ejerzan su derecho ganado y respeten el de su
compañero sin osar pasar por encima del derecho de otro y exigir que le sea respetado.
La unidad es garantía de actuación digna, que aleja la corrupción y acaba por desnudar
a los que la ejercen desde la dirigencia en cualesquiera de sus instancias. La unidad es
necesaria como fortaleza para la conquista de nuevas demandas y el avance de la
educación pública como derecho y como destino inmejorable, pero siempre bajo los
principios éticos de la CNTE y el propio Movimiento Magisterial Michoacano.
Hoy es aún más necesaria; pues nos encontramos ante una circunstancia histórica que
demanda la acción más allá de nuestras fuerzas, pero que reclama primeramente la
conjunción de las nuestras. Tan sólo la lucha en contra del USICAMM debería ser razón
suficiente para que todos como uno solo accionáramos juntos hasta lograr su caída y
desaparición. Pero no es la única y principal demanda. La Organización gremial debe
encabezar la lucha en contra de la imposición de las afores y las UMAS que atentan
contra la seguridad social de los trabajadores; contra la terrible diferenciación laboral y
salarial de los trabajadores estatales; por restituir la relación bilateral que se perdió en el
gobierno de peña Nieto y su mal llamada reforma educativa y que hasta hoy mantiene el
gobierno de la 4ª.T; y por la democratización del SNTE. Lo anterior sólo será posible con
la reconstrucción de la unidad. Pero esta no se logrará si los trabajadores de la educación
no toman conciencia de ello. Es indispensable darse cuenta de que la unidad depende
de todos y todas y no de un pequeño grupo por muy iluminados que estos sean. La
unidad es un asunto de las bases y son ellas las que históricamente la determinan.
V. CONSTRUIR UN PROCESO UNITARIO SIN CHARRISMO SINDICAL.
Los procesos que están avanzando en este momento hacia eventos de renovación (lo
de renovación es un decir, pues la mayoría de los elementos que actualmente integran
las dirigencias ya se preparan para mantenerse otros tres años), mantienen fuera de la agenda la unificación del magisterio. En los eventos realizados hasta hoy, la unidad ha
sido un tema ausente que, al parecer, les incomoda o no les interesa. Los procesos
anteriores en donde se concretó la división en ambas representaciones y luego, las
confrontaciones continuas, llevadas al extremo de la violencia irracional, han dejado
honda huella en muchos compañeros, haciendo difícil cualquier atisbo de unidad, más
allá de las propias fuerzas. Considérese por igual, las propias rupturas que en los últimos
tres años se han generado y que ya han aflorado de forma por demás grotesca y,
parafraseando a Marx, “como farsa o tragedia”: lo que augura tres años siguientes
lastimosamente negros para los trabajadores de la educación. Hoy, la autoridad ha
determinado congelar los recursos de claves administrativas y manuales que necesitan
las escuelas. Ha determinado congelar los recursos por licencia dejando a las escuelas
sin manera de atender las áreas de los que se han ausentado. Ha determinado congelar
las claves de aquellos trabajadores estatales que se han jubilado, que han renunciado o
que han muerto sin importar que los centros escolares se queden sin maestro para
atender las necesidades generadas. Existe un proceso paulatino y permanente de
escuelas que se cierran, que trabajan con el 50 o 70 por ciento de su capacidad laboral
ante la falta de horas por cubrir; no se diga de aquellos trabajadores que tienen hasta 10
años cubriendo un grupo o asignatura que la Secretaria de Educación no paga, pero que
sí reconoce. Si esto fuera poco, súmele a ello la corrupción por venta de cambios,
ascensos y plazas.
¿Quién puede, en su sano juicio, argumentar en contra de la necesidad de unificación
sindical?
Un proceso de unificación desde abajo debe, en primera instancia convocar a sus
dirigencias a encontrarse y juntos construir un proceso de unidad en donde se garantice
la participación de todos y todas, de forma libre y secreta. De la otra forma y, ante la
posible negativa para avanzar a un proceso de unificación, será potestad de la base,
como ya lo ha hecho en otros momentos, de rebasar a sus dirigencias y desarrollar un
proceso de base que obligue a todos a incorporarse.
Un proceso desde abajo reclama de la instauración de una instancia que le dé sentido y
fortaleza. Como en otros momentos va siendo necesario que los maestros, por su propia
cuenta se convoquen a reunirse y discutan este asunto. Nombren una representación
que, a su vez, convoque a las demás regiones a encontrarse y establezcan la asamblea
estatal de bases hacia el proceso de unificación.
Dos alternativas se bifurcan en el escenario: la realización de un evento de unificación
del movimiento magisterial surgido del MLPS, MDM y MBTEM, que implicaría la unidad
de la base militante y simpatizante de la CNTE (rojos y azules), sin la intervención del
CEN del SNTE o, un evento estatutario, presidido por el SNTE, bajo reglas acordadas
exprofeso por las fuerzas en pugna. En ambos casos, no dudamos que la base
magisterial saldría triunfante y derrotaría a los divisionistas y agoreros de la simulación. |