Somos Nuestra Memoria Somos Nuestra Memoria

09:43:29 / 10/01/2025

Autor: Redacción

 

Por Boris González Ceja

Sólo el hombre es capaz de tropezar tres veces con la misma piedra y sentir que su
vida tiene un sentido, y de ninguna queda impune; aquí y en la realidad no aplican
sus chistes sobre Límite, ni los memes que sólo buscan distraer.
La temporada decembrina y sus festejos generalmente alborotan los deseos de
consumo, simulando que se tiene dinero infinito, alentado además por intensas
campañas de marketing que ofrecen sentimientos, más que productos en sí.
En el caso de las compras compulsivas podemos observar cómo se parece mucho
a un acto obsesivo, que tiene una forma de ritual; y que algunas veces se configura
con otras obsesiones que actualmente son comunes, como los síntomas de limpieza
(las obsesiones de contaminación), la simetría (obsesiones de afinidad, de orden) y
los pensamientos prohibidos (por ejemplo, de agresión, obsesiones sexuales o con
la religión) o de daño (tales como el temor a hacerse daño a uno mismo o a otros).
Según el Manual Diagnostico de Trastornos Mentales, un comprador compulsivo
tiene comportamientos reiterativos que no pueden detenerse de manera consciente,
entre los que se encuentran el realizar comprobaciones de manera insistente o
actos mentales como contar, repetir palabras en silencio, leer determinadas cosas,
etc.; de carácter repetitivo y que tienen como función la reducción de la angustia o
la prevención de un acontecimiento negativo (con ejemplos clásicos como el lavado
de manos para evitar la contaminación por gérmenes, pisar determinadas zonas
para evitar algún supuesto acontecimiento negativo en la familia, etc.).
El comportamiento repetitivo que algunas personas sienten la necesidad de realizar,
tiene todas las características de una obsesión, y en este caso, relacionado con el
dinero: es un impulso inconsciente que nos mueve, muchas veces a donde no
queremos llegar.
Cuando podemos comprar algo, fruto del trabajo, la dedicación y el esfuerzo
honesto, la satisfacción es mucha y duradera. Pero hay un grupo de personas cuyas
compras les generan insatisfacción, ya que se llevan a cabo para encubrir
ansiedades, les generan una culpa y un proceso del que no pueden salir, como si
un demonio les pidiera hacer algo que no quieren.
Así como el juego y las apuestas, las compras compulsivas son padecimientos que
las personas viven, y que se refieren al deseo incontenible de comprar algo para
aliviar un hueco emocional, con una afectación en la economía de la persona y de
su familia, generando un estrago que deja huellas duraderas, en el alma y en el
bolsillo.
Una persona que sufre por las compras compulsivas generalmente tiene otros
problemas psicológicos como la depresión, la ansiedad, o conductas antisociales,
lo que hace que se vuelva un ciclo, un círculo vicioso, como es del conocimiento
público.
En general una persona que tiene una neurosis y que pasa por las compras
compulsivas encuentra satisfacción en comprar para sí algo que le genera
bienestar, aunque su tiempo esté contado con los bancos y con su benefactor.
La gratificación inmediata que genera el poder comprar, es la forma enfermiza más
notable del consumismo voraz, donde el capitalismo encuentra su más acabado
triunfo.
Asistir con un psicólogo es necesario para sanar lo que se encuentra en el trasfondo
de la compulsión a comprar, donde el experto te ayudará con un diagnóstico para
entender desde donde viene ese problema y hacia dónde va, buscando generar
conciencia emocional y estrategias que limiten el comportamiento impulsivo de
comprar, sobre todo con procesos que te harán mejorar como persona y crecerás
en tu vida socioeconómica.
Aquí aplica lo que dice el poeta sobre nuestros errores, nuestras ruinas y nuestra
capacidad de ser libres sin generar daño a nadie: LO QUE QUEDA … ved que son
muchas las opciones / y todo es útil; / no sólo la virtud o el heroísmo, /