Benéficas las lluvias para la agricultura, en Meseta
23:14:26 / 23/09/2012
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MESETA PURHÉPECHA.- Las lluvias que se han dejado sentir durante los recientes tres meses, han sido consideradas como benéficas para la agricultura en la región de la Meseta; hace un mes, algunas granizadas presagiaban un desastre que no ocurrió. Plantaciones, principalmente de maíz y aguacate, tendrán abundantes cosechas.
Durante un recorrido efectuado durante el fin de semana, se pudo constatar que las milpas de maíz están ya en época de producción de elote tierno; verdes campos de bosques de coníferas, de interminables zurcos de gramíneas, diversidad de arbustos multicolores, conforman un medio ambiente único.
Por instantes, la lluvia se deja sentir como si se enfureciera el dios Tláloc; enormes granizos que golpean al impactarse contra cualquier objeto sólido. Luego una densa niebla da un toque especial, como si se tratase de los bosques de Canadá o Alemania. Gruesos pinos que se alzan como queriendo llegar al cielo, con sus ramas donde se guarecen las aves, entumidas y que han dejado momentáneamente sus melodiosos trinos para otra ocasión.
Enormes planes de tierras de cultivo donde las milpas han sido sembradas de maíz; zurcos que van y vienen de un ecuaro a otro, ofreciendo el producto más preciado de la madre tierra, el maíz, uno de los elementos principales de la alimentación de México.
Pero además del verdor del campo y los sembradíos, de los escenarios naturales y contrastantes de agua, niebla y tapices multicolores de flores como amapola, tamazúchitl, manzanilla, pichecuas, andán, tabardillo otras especies típicas de la región, es también una vista privilegiada por la naturaleza.
Por el rumbo de comunidades purhépecha como Capacuaro, Pomacuarán, San Felipe de los Herreros, Corupo, San Lorenzo, Angahuan, y claro, Zacán, es una región llena de contrastes entre milpas de maíz, de bosque, montañas, lava y el volcán Paríkutin.
Es así que en el recorrido, se pudo apreciar –y sentir-, el color verde en todas sus tonalidades, milpas de maíz espigando, el azul de las montañas como el cerro de Tancítaro, el oscuro de la lava volcánica, y el imponente volcán, en una sola vista. Aunque durante la lluvia también deja sentir un intenso frío que en ocasiones cala hasta los huesos, bien vale la pena disfrutar de éste paisaje único.
Pero una vez pasada la tempestad, se despeja el cielo, por ratos se esconden las negras nubes y aparece un cielo azul en el horizonte; de vez en cuando un arcoíris en la planicie; el trinar de los tarengos, primaveras, gorrioncillos y otras aves se dejan escuchar alegremente y en los poblados, las uananchas –princesas- , que salen a pasear con sus elegantes vestidos elaborados a mano por ellas mismas.
Las artesanías, únicas en el mundo de cada poblado, herencia de Tata Vasco, en madera tallada, en guanegos o camisas a base de punto de cruz, rebozos, sombreros o gabanes, son expuestos en portales o en algún quicio de la puerta para que el visitante pueda admirarlo y adquirirlo. Esto es la Meseta Purhépecha, una región privilegiada por los dioses.
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