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Cumplió 8 décadas y media el Partido Revolucionario Institucional (PRI), sin lugar a dudas parte medular de la historia contemporánea de nuestro país. Para bien o para mal, este partido construyó y destruyó todo lo que podamos recordar en el siglo XX. Es controvertido hablar o escribir del PRI, especialmente ahora que están de retorno al frente del poder ejecutivo federal. Muchos colegas periodistas –que en realidad son activistas disfrazados de periodistas- usan estos espacios para aplaudir y promover al priísmo, quizás por voluntad, pago o vocación pero hay muchas voces que defienden incluso episodios indefendibles del priísmo en nuestro país. El PRI creó instituciones en el siglo XX, cierto, mismas que perduran hasta el día de hoy, pero al mismo tiempo, abusó del poder político hasta el extremo, fueron fuente de corrupción y democracia simulda, suscribieron en el pasado pactos con grupos criminales, acribillaron opositores y se constituyeron tal como lo hiciera el partido comunista soviético, como el único que tenía acceso al poder. El PRI ha sido de todo, gobierno, partido único, partido hegemónico, oposición; ha hecho y desecho con la libertad que permite la poca seriedad política, fueron ellos quienes expropiaron el petróleo y después decidieron abrirlo a la inversión privada, fueron ellos los que nacionalizaron y privatizaron la banca, nacionalizaron y privatizaron (dos veces) la industria aérea, así las contradicciones han sido parte de su existir, siempre justificadas por grandes discursos. El PRI construyó en México el sistema económico que la doctora Denisse Dresser denomina como “capitalismo de cuates”. A 85 años podemos decir que el PRI ha sido ambas cosas, autoritarismo e institucionalidad, en su nombre lleva la contradicción, ¿cuándo una revolución es institucional?, sólo ante los ojos de un partido como el PRI. ¿Hacia dónde nos lleva el PRI a 85 años de su creación?, aún es incierto el rumbo. JOSÉ ANTONIO LÓPEZ SOSA [email protected] Twitter:@joseantonio1977 www.Lopezsosa.com |
