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Esa es la Máxima que debería prevalecer al interior de algunos partidos políticos. El día de ayer nos enteramos con asombro que el Tribunal Electoral del Estado de Michoacán revocó el proceso de selección de candidato a Diputado Local por el Distrito 10 de Morelia, en la cual había salido victoriosa la C. Yarabí Ávila González. La referida impugnación ejercida por la vía per saltum del Juicio para la Protección de los Derechos Político Electorales del Ciudadano fue presentada por Jorge Molina, regidor con licencia y también aspirante a candidato del mismo distrito, quien había quedado inconformado con el proceso de selección interno de su partido político, junto con su correligionario y también aspirante Pablo Cesar Sánchez Silva, Director del Instituto de la Juventud Moreliana. Así, pues, el referido JDC tuvo lugar cuando el Regidor con Licencia se percató que en los órganos jurisdiccionales de su partido no se había dado trámite al Juicio de Impugnación presentado en contra del resultado de la Asamblea de Delegados en la que la académica Yarabí Ávila había salido victoriosa. Así las cosas el pasado 29 de marzo el Tribunal Electoral del Estado de Michoacán en sesión pública resolvió el JDC identificado con el número 394/2015 y dio la razón al Jorge Molina al considerar que la asamblea de delegados había sido celebrada con diversos vicios y que su actuación sería inválida, para infortunio de la entonces virtual candidata Yarabí Ávila. Esta no es la primera ocasión que la académica se ha encontrado con dificultades en su camino al Congreso, ya que en el pasado mes de febrero parte de la militancia priísta manifestaba su descontento por la elección –imposición, según algunos– de la multicitada, ya que consideran que es de militancia sorpresiva, como hubiera dicho el célebre Colosio, y que no cuenta con el arraigo necesario en el partido y en el Distrito por el que pretende (o pretendía) contender, y para muestra basta un botón: en redes sociales el destacado militante del tricolor Tezca Díaz y ahora aspirante a candidato por el mismo Distrito 10 de Morelia por el Partido Verde Ecologista de México, despotricó en su contra por las razones aludidas, del mismo modo Molina hizo lo propio en la noche del pasado domingo 29 de marzo en la que presume el resolutivo del Tribunal Electoral y aprovechó para calificar de “desconocida” a la nicolaita. Lo cierto es una cosa: la desunión del Partido Revolucionario Institucional y a rio revuelto, ganancia de pescadores. Muchos consideran que ese tipo de problemas internos en los partidos políticos son un signo de saludable y vigorosa democracia, sin embargo, con un Acción Nacional en franco ascenso, con el inicio de campañas a la vuelta de la esquina y con una sociedad del distrito 10 cansada de falsas promesas por los candidatos electos en otros procesos electorales, esto les puede jugar en contra del partido tricolor sin importar el candidato electo en asamblea o designado en las cúpulas más altas del partido, al mero estilo del Maximato. Quizás por eso es la encarnizada batalla por la candidatura del Distrito Local 10 de Morelia, ya que ha sido un electorado cautivo del Revolucionario Institucional y en consecuencia un pasaporte al Congreso del Estado de Michoacán, sin embargo, es necesario manifestar que nos encontramos inmersos en un nuevo paradigma electoral y que la preferencia del referido partido se encuentra en descenso. La sociedad ya no se da por una despensa, y el sistema de partidos esta en declive. Así las cosas y con el inicio de las campañas a escasos días, la volatilidad electoral está presente. Ahora nos queda esperar que el proceso electivo del PRI, que el Tribunal Electoral mandató a reponer, se lleve a cabo de manera democrática e higiénica, ya que de ello dependerá la (escasa) solidez del Revolucionario Institucional en los comicios que se avecinan. No obstante, con tanto problema al interior de Partido, el candidato tricolor francamente estaría siendo postulado al matadero. |
