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Sin lugar a dudas representa un avance que el presidente haya firmado un decreto para que los ciudadanos que pagan colegiaturas en los niveles preescolar, básico, medio, técnico y medio superior, puedan hacerlas deducibles de impuestos. Partamos de la siguiente premisa: la educación constitucionalmente es responsabilidad del estado mexicano, este la debe garantizar de forma pública, laica y gratuita. Ahora bien, la realidad es que entre el rezago y el sindicato magisterial encabezado por Elba Esther Gordillo la educación pública cada vez tiene más fallas, por ello el sector de la población que puede acceder a la educación privada lo hace generalmente sin mucho pensarlo, o sea que el estado mismo crea los factores para el desarrollo de instituciones privadas de educación ante las constantes fallas. Hasta antes del decreto, una colegiatura no era deducible de impuestos, mi padre pagó 12 años de colegiaturas por mi (y mi hermana) sin que tuviera derecho a contarse entre los impuestos que pagaba a Hacienda, hoy día por fin se logra este avance para muchas familias pero recurrimos a la pregunta básica del tema: ¿cuándo el estado mexicano podrá garantizar educación e instalaciones de calidad que compita directamente con las escuelas privadas? No quiero decir que las escuelas públicas no funcionen, hay muchas muy buenas y otras más malas –al igual que las escuelas privadas—pero el común denominador es ver instalaciones viejas, en mal estado y con escaso mantenimiento, la pregunta es ¿por qué?, ¿cuándo será el día en que una escuela privada y una pública puedan ser confundidas la una con la otra por instalaciones, servicio, calidad educativa, etc.? Sin lugar a dudas -insisto- es importante la decisión del presidente, sin embargo es más importante pensar en la educación pública y gratuita, su mejora y su competitividad, ¿qué necesita una escuela pública para competirle a una privada?, ¿qué necesitamos hacer como nación para homogeneizar la educación? El tema es complejo, en muchas escuelas públicas los maestros ganan más que en muchas escuelas privadas, en el sector público los docentes tienen más prestaciones que en el privado; en la mayoría de los casos las instalaciones de escuelas privadas son superiores a las públicas y, al final del día, a los mexicanos se nos orilla a pagar por un derecho constitucional por la deficiencia creciente en el sector magisterial, ¿hasta cuándo?, esa es la pregunta de fondo. JOSÉ ANTONIO LÓPEZ SOSA www.perspectivaradio.com.mx [email protected] |
