A bocajarro
20:32:52 / 16/03/2011
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Carlos y Alejandra, se encontraban cenando como de costumbre en unos tacos muy conocidos en la ciudad de Morelia. Había mucha gente ese sábado, la noche era fresca, y en apariencia tranquila. Ambos se sentaron al fondo en un espacio pequeño, pidieron una coca y un agua de horchata; 2 quesadillas y tres tacos para Carlos, y 5 tacos para Ale. La pareja según testigos -entre ellos el mesero-, arribó cerca de las 845pm; para las 930 un par de sendas camionetas haciendo sobrado escándalo, se estacionaron y descendieron cerca de 10 hombres todos vestidos de civil. Pedro y el “vaca”, ambos responsables del corte del trompo para hacer los tacos y quesadillas, se espantaron y sobresaltaron ante el ruido de los vehículos. Los demás comensales, distraídos en su propio mundo, de repente se vieron sobrecogidos, por una serie de gritos desgarradores, desesperados, mentadas de madre, sillas pateadas, y todo un repentino escenario de terror. La decena de hombres rapados, tatuados, y con armas largas y pistolas, jalaban, empujaban y ofendían a un sujeto que según los que lo vieron, hacía todo intento inútil por zafarse. Un pánico inexplicable invadió a Tere, Raúl, Susana, Conchita y Arturo, todos empleados del lugar, quienes se quedaron paralizados, aterrorizados ante lo que veían. Nadie de las cerca de 40 personas que estaban cenando, pudo hacer nada o evito de plano moverse. Por fin lo sacaron del lugar, Alejandra no dejaba de pedir ayuda, imploraba a Dios ayuda, no había respuesta, y solamente veía como su esposo Carlos, momentos antes, risueño, platicador y algo taciturno, era violentamente separado del mundo familiar. Hoy se sabe que Carlos fue “levantado”, por supuestos agentes judiciales del EDOMEX, atendiendo una orden- que jamás fue presentada al detenido- de aprensión. Los levantones son parte del menú en nuestras vidas, ya no importa clase social, lo que buscan desesperadamente son recursos para mantener su negocio. Y la verdad sea dicha, estamos en medio de dos frentes, y lamentablemente ambos cometen atrocidades; tanto los del lado del gobierno como los narcos. He creído prudente que ante semejante escenario, que se caracteriza por la sorpresa, debemos estar preparados, dejar de ser algo así como borregos, y demos el paso para protegernos. Entonces, platiquen con sus familiares más cercanos, aconséjenles que de ser sorprendidos y levantados EN PÚBLICO, griten muy fuerte sus nombres, apellidos. Algo similar se hacía en tiempos del nazismo, franquismo, fascismo y otras oscuras etapas. Si mantenemos nuestra actual conducta como de indiferencia o esperando milagros, simplemente será peor. Es tiempo de dejar de ser corderos para sacrificio. |