Morena; un partido destinado a desintegrarse.
10:47:11 / 08/07/2016
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Es de dominio público que el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador siempre ha sido una figura que ha destacado no por ser un gran estadista ni por ser un distinguido demócrata, sino por el contrario. El de Macuspana es un político de ascendencia española que se formó en las filas del Partido Revolucionario Institucioal, al que tuvo el honor de dirigir en su estado natal en los años ochentas y que le compuso un himno que a la letra dice: “Avanzar, avanzar con el PRI, somos un partido de vanguardia”.
Posteriormente, con la escisión de finales de esa década de la autodenominada corriente demócrata, encabezada por Muñoz Ledo y el michoacano Cárdenas Solórzano del Revolucionario Institucional, se convirtió en miembro fundador del Frente Democrático Nacional, partido por el que compitió por la gubernatura de su estado natal en el año de 1988 contra Salvador José Neme Castillo, en la que López Obrador, al perder la contienda electoral publicó un libro llamado “Tabasco: Víctima del Fraude Electoral”. En 1994 volvió a competir ahora por el PRD contra Roberto Madrazo, perdiendo de nueva cuenta y alegando otra vez fraude electoral.
Del año 2000 a la fecha, Andrés Manuel ha estado prácticamente de manera permanente en los medios de comunicación, ya sea en su rueda de prensa diaria durante el periodo que fue Jefe de Gobierno del otrora Distrito Federal –lapso en el que fue cuestionado por escándalos como el del “señor de las ligas”, el referéndum telefónico, el segundo piso del periférico o el multicitado desafuero–, o por invadir Reforma por el escaso margen por el que perdió la contienda electoral del año 2006.
Ya en 2012, al perder por segunda ocasión la Presidencia de la República, decide retirarse del PRD y formar su propio partido con un nombre ya posicionado por el anterior partido ante el electorado: MORENA; un instituto en el que su dicho es fuente de derecho y la opinión de otros militantes queda en segundo plano. Un partido en el que la figura central no es un órgano colegiado, ni un consejo o asamblea, sino que el designio unilateral del tabasqueño es ley y aquel que se oponga es parte de la “mafia
del poder”, un instituto en el que la aclamación es considerado el la forma más democrática y legítima de elegir al dirigente nacional y que la polémica tómbola es el mecanismo para elegir a los representantes.
Cabe mencionar que hubo perfiles igual de radicales que no acompañaron a Andrés Manuel en su proyecto político personal, como lo fue Gerardo Fernández Noroña, quien no fundó a Morena por considerar que un proyecto de nación debe de girar en torno a una ideología no de una persona.
En pleno año 2016 vemos que el único candidato seguro de los principales partidos políticos que competirá por la Presidencia de la República –por tercera ocasión– el próximo 2018 será López Obrador, disputando en prácticamente todas las encuestas el primer o segundo lugar con la panista Margarita Zavala, y ¿cómo no iba a ser de esa manera, si desde su fundación no existe una sola campaña política de algún municipio recóndito o distrito local o federal que no salga su imagen con los candidatos o en la totalidad de los spots de radio y televisión a los que por ley su partido tiene derecho? Lo anterior configura un acto anticipado de campaña vulnerando el principio electoral de equidad en la contienda, lo que eventualmente le podría dar como resultado una negativa de registro por parte del INE que invariablemente será exigida ante el Tribual Electoral del Poder Judicial de la Federación. En tal caso la respuesta del tabasqueño será mandar al diablo las instituciones, descalificar a los Magistrados de la Sala Superior al tildarlos de mafiosos y convocará a un “movimiento pacífico” conformado por impresentables como el SME, CNTE, entre muchas otras.
En fin, Morena es un partido que le espera la desintegración, a decir de un destacado militante michoacano de tal partido; un instituto que seguirá los pasos políticos del PRD al poder acariciar por momentos el poder y detentarlo en algunas latitudes, pero que con el tiempo y el fortalecimiento de liderazgos al interior del partido diversos a Andrés Manuel, llevarán a su partido a una escisión en la que una corriente se autodenominará democrática y decidirá formar otro partido político, como sucedió en 1988, como sucedió en 2014 y como sucederá en un futuro no muy cercano. |