Suprema Corte de Justicia de las Redes Sociales Suprema Corte de Justicia de las Redes Sociales

19:57:43 / 04/08/2016

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Umberto Eco decía que en las redes sociales convergían las legiones de idiotas cuyo derecho de abordar determinado tema es igual al que de un premio nobel y que anteriormente esta discusión se desarrollaba en la mesa de algún bar de mala muerte con lo que se volvía inofensiva, contrario a la tribuna digital.

Por otro lado, las redes sociales han fungido en determinadas latitudes como factores democratizadores de gobiernos, como en los países donde se ha desarrollado la Primavera Árabe, Venezuela al denunciar los excesos del régimen de Nicolás Maduro y más recientemente en Turquía al ser empleadas por el Presidente Recep Tayyip Erdogan para instar a sus gobernados a salir a las calles a resistirse, esto último de manera irónica ya que en distintas ocasiones el Presidente Erdogan había censurado las redes.

En nuestro país las redes sociales se han convertido en un Pleno en el que se imparte justicia, denunciando actos de corrupción, exhibiendo funcionarios y castigando infractores. Uno de los primeros casos fue el de Miguel Sacal, mejor conocido como “Gentleman de las lomas” quien golpeó brutalmente a un joven ballet parking, del cual nadie se acuerda actualmente, por cierto. Fue exhibido en dos ocasiones por actuar de manera prepotente al son de “me la pelas”.

Muchos de estos casos han derivado en responsabilidades penales, ya que al denunciar mediáticamente a estos personajes, las autoridades se han puesto a trabajar y han encontrado serias irregularidades en el actuar de los exhibidos y ahí están los ejemplos de Lord Ferrari y Lord Rolls Royce, pero ¿las autoridades habrían descubierto sus corruptelas sin la necesidad de haber sido exhibidos en redes sociales?

En este sentido, al denunciar en redes sociales el actuar prepotente de estos personajes no únicamente se exhibe el su vergonzoso comportamiento, sino también la ineficacia de las autoridades en la persecución de delitos y procuración de justicia; muchas de estas persona permanecerían en la impunidad de no ser por el verdugo de las redes sociales, cual si fuera la Diosa Themis sentenciando al culpable. El colmo de los casos es cuando estos medios de denuncia exponen el hórrido actuar de aquellos funcionarios que se deberían de encargar de procurar justicia; funcionarios públicos que se expresan de manera despectiva de los ciudadanos y actúan de forma déspota ya que consideran que al desempeñarse en la función pública –o tener un pariente que lo haga– los cubre del manto protector de la impunidad.

Ejemplos de lo anterior podríamos señalar muchos, pero lejos de que esta columna se convierta en dedo flamígero que denuncie a los denunciados, debe de ser considerada como una reflexión sobre los alcances de las redes sociales en cuanto vía para exponer actos de corrupción, mismos que cada ocasión son más constantes y desgastan cada vez más el mallete justiciero de los medios digitales al tiempo que el colectivo les dota de menos importancia.