De la Casa Blanca a 197 párrafos
19:32:48 / 22/08/2016
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Durante prácticamente todo el pasado domingo, circuló en redes sociales el próximo “gran golpe” que daría Carmen Aristegui a la investidura presidencial, ya que se había hecho un anuncio sobre un trabajo periodístico realizado sobre el Presidente Enrique Peña Nieto unas horas antes. Así, los medios de comunicación, politólogos, analistas, el circulo rojo en general, estuvo al pendiente del sitio de la citada periodista para conocer el nuevo gran escandalo que envolvería al atlacomulquense.
Un reportaje de menos de seis minutos de duración, daría a conocer el presunto plagio realizado en el año de 1991 en la tesis del joven Enrique a distintas obras de juristas muy reconocidos, para obtener el grado de licenciado en derecho por parte de la prestigiosísima Universidad Panamericana. Una narrativa que sin duda representa un trabajo de investigación arduo, consulta de incluso cientos de libros y que deja en entredicho la capacidad académica del Presidente.
Sin embargo, lejos de parecer un estudio objetivo –que debería de ser un elemento sine qua non en la labor periodística– pareciera ser una especie de revancha por parte de la periodista que deja a una gran parte de la opinión pública “en ascuas”, derivado principalmente de la investigación realizada hace meses atrás sobre la Casa Blanca. Es decir, que se esperaba mucho más sobre tal investigación. Quizás falsificación de documentos, plagio de la totalidad de su tesis o incluso sobornos a profesores, fueron elementos que no estuvieron presentes en la referida investigación, pero que sin duda fueron esperados por gran cantidad de “opinólogos”.
Así pues, se denunció un plagio de 197 párrafos por parte del joven Enrique a distintas obras, principalmente del ex presidente Miguel de la Madrid, así como de otros estudiosos, entre los que destacan el historiador Enrique Krauze y los constitucionalistas Diego Valadés y Jorge Carpizo, dando como resultado un presunto plagio del 29% de la tesis del actual Presidente.
Las redes sociales, al concluir los 5 minutos con 57 segundos del reportaje, se volcaron a criticar a Peña Nieto, claro, pero también a Carmen Aristegui, quien levantó altas expectativas sobre la revelación que haría la noche del domingo, pero que
únicamente dejó entrever que al Presidente se le olvidó hacer algunas citas en su tesis, o peor aún, no puso atención a sus clases de metodología de la investigación.
Como ya afirmamos, el golpe fue mucho menor de lo esperado, pero no únicamente a la investidura presidencial, sino principalmente a la Universidad Panamericana que ha sido reconocida internacionalmente por la calidad de sus egresados, y en segundo término el asesor de tesis del Presidente, el Doctor Eduardo Alfonso Guerrero Martínez, quien es evidenciado por no haber sido escrupuloso en la revisión de la tesis del mandatario o por no haber tenido la pericia para realizar tal revisión.
Ello no exime de responsabilidad al Presidente; el plagio es una practica muy mal vista en el ámbito académico y más en una institución de tal envergadura. Las penas para los simples mortales que han cometido plagio es la revocación del título y la cédula, lo cual a nivel profesional es una cuestión sumamente grave, no obstante, si hipotéticamente hablando le revocaran el título al Presidente, sí sería un gran golpe con el que la Presidencia tendría que lidiar, sin embargo, ello no traería consecuencias de gobierno, ya que tener un título profesional no es un requisito de elegibilidad para ser Presidente en términos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Ahora bien la pregunta es la siguiente: ¿la UP iniciará un procedimiento? ¿se quedarían con el orgullo de tener un presidente emanado de su institución y con la sensación de ser una universidad blandengue o preferirán el rigor académico e investigarán a fondo el presunto plagio? Yo estimo que para conservar el prestigio y credibilidad harán lo segundo y esperemos que esa investigación se realice de manera seria que pudiera dilucidar lo realmente sucedido.
Regresando al Presidente, el rigor periodístico se ve seriamente mermado por parte de Carmen Aristegui; las expectativas fueron altas, la gente especulaba y esperaban mucho más que 197 párrafos sin cita. Lo de Aristegui parece mas personal que profesional, lo cual demerita su labor; la labor de un sector pujante que ha sido victima de la censura y la violencia, pero que en algunas ocasiones se ha excedido y ha dañado bajo el amparo de a libertad de expresión a terceros. Lo anterior no ha sido la primera ocasión que la señora Aristegui se excede en su labor comunicativa, ya que a nivel nacional dio por cierto un rumor iniciado en twitter por Federico Arreola –otro
ferviente admirador del obradorismo– respecto del presunto alcoholismo del ex presidente Calderón. Recordemos aquella opinión consultiva de la Corte Interamericana de Derechos Humanos identificada bajo el rubro 05/85, que habla sobre el derecho de los periodistas a la libertad de expresión, pero que también señala que este tiene límites y que no pueden transgredir el derecho de terceros, constituyendo un paradigma en materia de Derechos Humanos al determinar que los anteriores no son absolutos, que tiene límites, como ya Juárez nos los hacia saber desde el siglo XIX con su excesivamente citada frase “entre las naciones como entre las personas, el derecho al respeto ajeno es la paz”, que a su vez tomó del pensamiento europeo en aquellas lecturas en francés que le gustaba realizar, y dicho sea de paso, murió con un libro en lengua romántica en mano.
De los tres personajes dañados en el reportaje, Enrique Peña Nieto, la Universidad Panamericana y Carmen Aristegui, quien más sale perjudicada es la acusadora, que con una ausencia del valor principal del periodismo que es la objetividad, ha personalizado un conflicto y que se queja de la ausencia de libertad de expresión pero es quien más se ha valido de su trinchera para atacar, sin rigor periodístico, insisto, a alguien que efectivamente no es una “perita en dulce”, con quien se ha ensañado.
El fondo del asunto se resolverá en las próximas semanas, ya que los 5 minutos con 57 segundos, únicamente fue un brevísimo preludio de un probable escandalo mayor. |