Realizará iglesia católica el XXII Aniversario de la Ordenación Episcopal
21:03:23 / 22/07/2018
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Con profunda gratitud el próximo 25 de julio daré gracias a Dios por el
don y misterio de la vocación, al conmemorar que hace 22 años el Señor me
eligió, para hacerme partícipe de la plenitud del sacerdocio en el Episcopado,
quiero manifestar mi alegría y gratitud.
Llamado a ser pastor y obispo de su grey amada, quiero hacer público mi agradecimiento a Cristo por llamarme; y a todos ustedes: mis obispos auxiliares, sacerdotes, miembros de la vida
consagrada, hermanos laicos, miembros de la sociedad civil y medios de
comunicación, por el cariño, la cercanía y el apoyo fraterno y amistoso que
me han ofrecido durante todo este tiempo; a la vez, les pido que me ayuden
a dar gracias a Dios porque me ha permitido servir en esta Arquidiócesis de
Morelia que me formó, desde hace un año y medio. También quiero felicitar
a. Mons. Carlos. Suarez Cazares que cumple en la misma fecha, 30 años de
obispo.
Quiero compartir con todos los sacerdotes de Morelia, Cd. Altamirano,
Nezahualcóyotl y Acapulco mi alegría y gratitud; les pido me ayuden a dar
gracias a Dios, les agradezco que me hayan ayudado a crecer como persona,
como sacerdote y como Obispo.
En ocasión de esta fecha quiero llenarme de ilusión y entusiasmo en
Cristo y continuar caminando en la alegría del servicio y la entrega episcopal.
Quiero ser con toda la Iglesia signo de consuelo, esperanza, fortaleza, y
compromiso con la Construcción de la Paz; anunciando, a todos los que lo
necesitan, que Cristo nos acompaña y nos fortalece. Quiero seguir siendo
portavoz del grito de mi pueblo.
Ayúdenme a pedir a Dios que renueve mi alegría, entusiasmo y entrega en el Sacerdocio y el Episcopado, para seguir llevando esperanza y aliento, para continuar con mayor entrega y
generosidad cumpliendo la misión que Cristo me ha encomendado y
encomiendo mi Episcopado a la Virgen María, Nuestra Señora de la Salud.
UNIDOS EN ORACIÓN POR LA PAZ EN NICARAGUA
Ante la ola de violencia que se vive en nuestros días en nuestro
hermano país de Nicaragua, quiero invitar a todos a tener esperanza y
comprometernos en la búsqueda de la Paz. La paz social no puede
entenderse como una mera ausencia de violencia lograda por la imposición de
un sector sobre los otros.
La paz se construye día a día, en la instauración de un orden querido
por Dios, que comporta una justicia más perfecta entre los hombres. En
definitiva, una paz que no surja como fruto del desarrollo integral de todos,
tampoco tendrá futuro y siempre será semilla de nuevos conflictos y de
variadas formas de violencia.
El ser ciudadano fiel es una virtud y la participación en la vida política es
una obligación moral. Es un compromiso lento y arduo que exige integrarse y
aprender a hacerlo hasta desarrollar una cultura del encuentro en una
armonía personal y comunitaria (EG 218-220), favorezcamos todos un clima
donde logremos una verdadera convivencia social.
Es por ello que los Obispos de América Latina y El Caribe, como
servidores del Evangelio de Jesucristo para la esperanza del mundo,
expresamos nuestra cercanía y solidaridad con el pueblo Nicaragüense y con
sus pastores profetas de justicia, ante la dramática y dolorosa crisis social y
política que allí se vive actualmente.
Los invito ante esta grave situación de Nicaragua, a no cerrar los oídos
ante el clamor y sufrimiento de nuestros pueblos y a continuar a seguir
encontrando caminos de diálogo e instaurar la justicia y la paz, “para que en
Cristo, todos tengan vida” (Aparecida 4); de modo especial, quienes se
sienten desconsolados por la muerte y la violencia.
Hoy, en todas nuestras celebraciones, en todas las comunidades
creyentes de todos nuestros países, se eleva una oración especial por el
Pueblo de Nicaragua. Confiamos nuestros países a la Virgen María, que su
intercesión, los gobernantes devuelvan la paz y la alegría a nuestras
comunidades. |