|
Morelia, Mich., 25 de noviembre de 2011.- Después de una larga espera, por fin el gran día llegó: Martha Erandi Ábrego y Gabriela Cambrón se prepararon para festejar sus quince años; no podían ocultar los nervios y la emoción que sentían, los cuales desaparecieron una vez que se colocaron ese vestido ampón “de sueño” -como ellas lo nombraron- y celebraron en compañía de su seres queridos su gran fiesta, que fue posible gracias al apoyo que les brindó Casa MECED (Menores en Circunstancias Especialmente Difíciles) del DIF Morelia. Para estas adolescentes, el esperado día inició desde muy temprano y después de una larga noche, describieron las flamantes quinceañeras mientras se miraban al espejo y observaban el arreglo que se les hacía, para que en sus quince años lucieran como princesas. Los familiares y personal de Casa MECED, se mostraban nerviosos; algunos paseaban de un lado a otro, unos más observaban el cambio que les hacían a las festejadas, mientras que otros no dejaban de admirar y sentir nostalgia por ver lo grande que estaban estás dos señoritas, que al fin cumplirían uno de sus más grandes anhelos, el tener como todas las chicas de su edad, su fiesta de XV años, con misa, vestido y vals. Faltaban pocos minutos para que dieran las 12 del día de este viernes 25 de noviembre, cuando Erandi y Gabriela, después de varios minutos que tomaron para arreglarse, por fin quedaron listas y salieron como todas unas princesas en compañía de sus seres queridos, rumbo a la iglesia en donde se les festejaría. Con lágrimas en los ojos, nerviosas, pero a la vez muy contentas, las dos quinceañeras dejaron por un momento su pasado en las calles; Erandi olvidaba los años difíciles que vivió cuando trabajó vendiendo semillas en los cruceros de la ciudad junto con algunos de sus hermanos y su madre, al verse obligados por su padre. Mientras que Gabriela, hizo remembranza al viacrucis que sufrió para poder conseguir una beca que le permitiera continuar con sus estudios. El dolor que en algún momento de su vida habían sentido, en esos momentos desapareció por completo, la ilusión y esperanza las envolvió, pues sabían que después de este día nada sería como antes, ya que sus sueños poco a poco se cumplirían. Una vez que dejaron las instalaciones de Casa MECED, a paso lento, las dos quinceañeras caminaron en compañía de sus trabajadoras sociales y demás personal del centro, para abordar la camioneta que las transportaría a la pequeña iglesia. Sus amplios vestidos impedían que éstas avanzaran de una manera más rápida; cuidándose en todo momento su peinado que dejó su rostro al descubierto, Erandi y Gabriela continuaban con su camino. Ya en la iglesia, el párroco salió a recibirlas y con la mirada fija hacia el centro, las dos quinceañeras caminaron por el pasillo central de esta capilla, en que con mucha devoción y con los ojos cerrados agradecieron la felicidad que en esos momentos sintieron, el contar con una familia, el que sus sueños se estuvieran haciendo realidad, el haberse encontrado con gente como el personal que labora en Casa MECED y los años de vida que tienen con sus logros y fracasos. Atentas en todo momento, fue como permanecieron las dos señoritas durante el transcurso de una hora, tiempo en el que duró su misa. Al término de ésta los aplausos, abrazos, felicitaciones y las fotos del recuerdo en un día tan importante, no podían faltar, pero aún no pasaba lo más relevante para ellas, el estar en la fiesta y bailar su gran vals. Las madres, Alejandra Salcedo y Rosamaría Vilches, no ocultaron su felicidad, llenas de lágrimas agradecieron el apoyo, ayuda y la amabilidad con la que la gente de Casa MECED recibió a sus hijas y les cumplió su gran sueño. Fue así como Casa MECED, perteneciente al DIF municipal, hizo realidad el sueño de dos niñas, que antes de saber los apoyos que este centro brinda, no tenían esperanza y que al conocerlos su vida día un giro de 360 grados. |
