Gran colorido y orden durante el recorrido en la ciudad.
07:16 PM 30/09/2011
URUAPAN, Mich.- No cabe duda, la tradición sigue vigente en los barrios de Uruapan, el de San Miguel no fue la excepción, con gran colorido, orden, música, danza y una muestra de que cuando se pone orden, el mismo público los felicita y aplaude a su paso; el calor no es pretexto para refrescarse con bebidas de moderación o de agave, se puede, es más, se debe, pero como en ésta ocasión, como placa de tráiler, hasta atrás y ni quién diga nada. Total.
Tras una intensa lluvia la tarde del día del patrón San Miguel, la fiesta no se amilanó y el castillo lució; la negra noche pasó rápido y al amanecer, ya los vecinos estaban listos. Un almuerzo y algo que refresque para la cruda y hay que apurarle para el recorrido a las once de la mañana.
Las mujeres empezaron a salir de sus casas con atuendos purhépecha, sus blusas de dibujos y colores diversos a base de punto de cruz, muchos de ellos elaborados en Zacán, sin duda alguna; largas trenzas adornadas con listones de colores, sus collares al cuello, sus vestidos de rollo y delantales brillosos, unos huaraches o zapatos para aguantar la bailada y caminada.
Las bandas, creo una docena, provenientes de varias colonias de Uruapan y otras, de la Meseta Purhépecha empezaron a tocar algunos abajeños y sonecitos, como para ir calentando la cosa, aunque el sol caía a plomo, se formaron poco a poco sobre la calle de Juan Ayala, por la cual desfilaron hasta el centro, en Emilio Carranza tomaron hacia la plaza de Los Mártires y Morelos, les dieron la vuelta y luego enfilaron por la calle de Juan Delgado hasta su barrio consentido, San Miguel.
Los niños con sus atuendos típicos de nuestra raza, lucían orgullosos, zapateaban el Toro Pinto o Adiós California como un abajeño o de la danza de Los Kúrpites, era igual, había que lucir, es un día al año y no hay que dejarlo pasar. Es nuestra tradición, nuestra herencia y nuestro legado a las futuras generaciones, sin lugar a dudas.
Como agregados, los de Itsï Urápiti, que quiere decir Agua Blanca, también lucieron, vimos por ahí a su representante moral, Martín Equihua, como tratando de dirigirlos. Al final, una muchedumbre, principalmente de jóvenes, refrescándose con una suculenta y fría bebida de moderación, un chesco, agua o un aperitivo de agave. Bien merecido y felicidades.