¿Qué sería de Texas en manos de México?

Antes de comenzar esta columna he de aclarar que como todo mexicano (o por lo menos buena parte de nosotros), condeno y condenaré los abusos a los que hemos sido sujetos por parte de nuestros vecinos, los Estados Unidos de América, peculiarmente lo que se refiere a la promoción de la independencia/anexión de Texas y al robo de California, Nuevo México, Nevada, Utah y Colorado, además de la compra forzada de La Mesilla.

Ahora bien, más allá de la enérgica condena que desde niños sentimos al enterarnos de la trágica historia geopolítica nacional, después de recorrer algunos puntos del estado de Texas me formulé una interrogante, ¿qué sería de Texas y sus ciudades si permanecieran dentro del territorio mexicano en pleno año 2011?

Primero que nada, me imagino las autopistas 35, 10, 45, etcétera como carreteras concesionadas y con cuota tal como sucede en México, con máximo 3 carriles por sentido y cobrando cientos de pesos cada 70 u 80 kilómetros con el pretexto que el presupuesto no alcanza para caminos.

Me imagino que Petróleos Mexicanos (PEMEX) tendría grandes obras tanto en tierra como en el golfo, extrayendo y refinando –en todo caso—petróleo para exportarlo a los Estados Unidos (que entonces comenzarían a partir de Oklahoma y Louisiana). Habría oleoductos por encima de los caminos (tal como sucede en el sureste) y seguramente estarían siendo ordeñados por agrupaciones criminales desde Houston hasta Laredo.

Gran parte del territorio texano estaría en manos de los Zetas, el Cártel del Golfo, el Cártel de Sinaloa con frecuentes operativos fallidos de la Policía Federal y el Ejército y Marina, habría quizás balaceras un día sí y otro también en los alrededores de San Antonio, Houston, Dallas, Forth Worth, Laredo y El Paso. Quizás la gente ya no viajaría en carretera por temor a ser secuestrados y asesinados.

La población texana de clase media para arriba, habría huido a Nuevo México, Oklahoma o Louisiana para evitar ser víctimas de secuestros y extorsiones. Ya hubieran asesinado a uno o dos gobernadores (o candidatos) al gobierno de Texas. Seguramente el PRI estaría regresando al poder en Austin tras una década de desilusión del PAN.

El Río Bravo, el Río Nueces y el Río San Antonio seguramente serían fuente de desagüe sanitario. La presa Falcón seguramente estaría en las mismas condiciones que la presa Endhó, con uso para aguas negras.

Las ciudades de Dallas-Forth Worth, Houston y San Antonio estarían llenas de comercio ambulante, asentamientos irregulares y los nudos viales se acrecentarían a la entrada y salida de ellas por las “casetas de peaje” que Capufe habría instalado. El Río San Antonio y el río que atraviesa la ciudad de Houston estarían entubados con aguas negras y encima correrían las únicas vías rápidas de 2 o 3 carriles por sentido, por cierto, mal hechas.

Para hacer algo muy lejano a los segundos pisos que hoy día tienen las principales ciudades, se hubiera hecho toda una controversia política y habrían terminado por construirlos mal y cobrarlos.

En Houston y San Antonio las zonas de ricos Woodlands y La Cantera, habrían crecido entre zonas marginales, sólo que negarían el acceso a personas ajenas, por seguridad.

Las colinas alrededor de las grandes urbes estarían llenas de “paracaidistas”, calles irregulares, contaminación, asaltos, falta de servicios públicos. Antorcha Campesina, el Frente Popular Francisco Villa y otras agrupaciones estarían ya comandando la regularización de la tenencia de la tierra a cambio de jugosas cuotas vecinales.

Habría taxis piratas, asociaciones de maleteros en los aeropuertos, miles de franeleros en los centros financieros pero eso sí, estos territorios seguirían siendo soberanamente mexicanos.

¡Qué triste es hacer consciente esta realidad!, insisto en que nunca justificaré el asalto a México por parte de los estadounidenses, pero creo que así serían estos territorios si estuvieran en nuestras manos. Los gobiernos en México tienen la virtud de lo que toquen, echarlo a perder.

JOSÉ ANTONIO LÓPEZ SOSA

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