Año 2018, oportunidad para implementar una cultura de paz
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Decidamos que este Año 2018 sea un tiempo de responder a los retos y momentos de prueba, pero también de alegrías y satisfacciones. De manera especial todos aportar lo mejor de nosotros mismos
09:23 PM 07/01/2018
Con el inicio del Año, aflora en nosotros el deseo de superarnos, de crecer
personalmente y en nuestra familia y trabajo, de ser cada vez mejores. Ser mejor
implica dedicación, esfuerzo y sacrificio.
Decidamos que este Año 2018 sea un tiempo de responder a los retos y momentos de prueba, pero también de alegrías y satisfacciones. De manera especial todos aportar lo mejor de nosotros
mismos para promover una cultura que nos ayude a construir la paz.
Que este año 2018 sea la gran oportunidad para que mejoremos la situación de
nuestros pueblos. Podemos transformar la actual situación de violencia e
inseguridad que padece nuestro estado de Michoacán, desde una perspectiva
histórica podremos entenderla y superarla.
Esta violencia que en los últimos años se ha manifestado con expresiones brutales implica factores económicos, políticos, sociales y culturales que nos demandan prever e integrar una
estrategia que considere todos estos aspectos, a mediano y a largo plazo.
Es importante considerar que se está generando una cultura de la violencia, y que
ésta ha ido promoviendo un estilo de vida con sus expresiones muy propias, que
va abriéndose paso en los diferentes sectores de la sociedad.
Es importante recordar que "Somos un pueblo de tradiciones con profundas
raíces cristianas, amante de la paz, solidario, que sabe encontrar en medio de
las situaciones difíciles razones para la esperanza y la alegría y lo expresa en su
gusto por la fiesta, por la convivencia y en el gran valor que da a la vida familiar.
Confiando en que la raíz de la cultura mexicana es fecunda, reconocemos en ella
la obra buena que Dios ha realizado en nuestro pueblo a lo largo de su historia y
hoy queremos alentar en todos la esperanza" (Que en Cristo nuestra paz, México
tenga vida digna, 8). Con estas palabras, los obispos mexicanos hemos hecho
un planteamiento sobre las grandes posibilidades que se abren para promover
una cultura de paz. No partimos de cero. Hay una larga y honda tradición cultural
que puede sostener la construcción de la paz hoy.
Hay que recuperar los valores
culturales que nuestro pueblo ha cultivado a lo largo de siglos y hay que inspirar
los nuevos valores que la sociedad desde el espíritu de la democracia promueve,
como la tolerancia, el respeto a la ley, el ejercicio de la libertad y otros.
La familia, la escuela, los medios de comunicación, las iglesias, entre otros, son
actores sociales que tienen una relevancia mayor en la tarea de forjar una cultura
de paz, sin dejar a un lado el papel de los gobiernos mediante sus políticas
públicas orientadas a favorecer una cultura de paz.
ENCUENTRO Y CONVIVENCIA CON EL PRESBITERIO DE MORELIA
Con el favor de Dios mañana, en el Seminario de Morelia, tendré la alegría de
participar en la Convivencia Anual del Presbiterio de Morelia con una buena
parte de los sacerdotes de esta Arquidiócesis.
Como cada año, el Arzobispo de
Morelia se reúne con sus obispos auxiliares y su presbiterio para convivir,
saludarnos y alegrarnos en torno a estas fiestas de Año Nuevo.
Esta tradicional y esperada convivencia es una oportunidad para reforzar los lazos de amistad y
fraternidad entre todos los sacerdotes: diocesanos, religiosos, extradiocesanos y
otros. En la actualidad, ejercemos en la Arquidiócesis: 8 obispos (Arzobispo,
cuatro obispos auxiliares y tres obispos eméritos); y alrededor de 600
sacerdotes. El objetivo de la convivencia es saludarnos y felicitarnos por la.
Navidad y el Año Nuevo, además de compartir los dones que Dios nos da, los
sagrados alimentos y las experiencias vividas en nuestro ministerio.
Pido a todos su oración por todos los sacerdotes para que unidos en la fe y
entregados a nuestro ministerio, aprovechemos esta convivencia como un
encuentro sacerdotal que nos contagie de alegría y la trasmitamos a los demás
hermanos, para ser verdaderos dispensadores de la gracia de Dios que
trasparentemos la alegría del encuentro con Él.